La semana que terminó tuvo tres imágenes poderosas. Una, en Santiago, durante la posesión de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, las también presidentas de Argentina y Brasil, Cristina Fernández y Dilma Rousseff, respectivamente, se hicieron a su lado, le levantaron sus brazos en señal de victoria y mientras sonreían felices recibían una ovación. La otra también fue en esa capital, la toma de posesión de la nueva mandataria la hacía Isabel Allende, la menor de las descendientes del derrocado presidente Salvador Allende, en su condición de presidenta del Senado. “Es el triunfo de la vida sobre la muerte”, se escuchaba gritar a los manifestantes.
Y una tercera en Bogotá. Clara López y Aída Avella, máximas figuras del Polo Democrático Alternativo (PDA) y la Unión Patriótica (UP) se abrazaron al momento de anunciar su decisión de ir en una sola fórmula para las elecciones presidenciales del próximo 25 de mayo.